Los cinco toros del Marqués

las habladurias del mastro

Después de la conquista los extranjeros comenzaron un negocio muy prospero en las tierras de la Nueva España. Por supuesto Venezuela no escapó de tal industria que trajo mucho provecho a aquellos españoles a quienes el rey, por Cédula Real, les hacía entrega de una cantidad considerable de terreno para su usufructo, en oportunidades con mano de obra incluida y una partida de pesos básica, para que el ejercicio arrancara con buen pie.

Este tipo de negocios eran las encomiendas, nombre que se le dio y que para proteger tanto a indígenas como a esclavos, y no era más que una gran parte de terreno entregada con permiso de los reyes, para su explotación agrícola, donde trabajaban los indígenas, y en oportunidades esclavos traídos de fuera para reforzar dicha mano de obra, solo con la condición de que un porcentaje de la producción era propiedad absoluta de la corona, y otra para sus trabajadores.

La encomienda venía con ciertas leyes para la protección del peonaje. Tanto indios como esclavos, no podían ser vejados ni torturados a causa de algún signo de rebeldía; cosa que por supuesto no se cumplía, aparte de constituirse pequeños feudos, pues el encomendero, cedía una parte de su tierra para que viviera el indio o el esclavo, pero tenía que pagar por eso, ya fuera en trabajo o en dinero, pero más sucedía de la primera manera que se mencionó.

Según cuentan los ancianos, que en Los Valles del Tuy, en el Pueblo de Tácata, sucedió algo parecido, pues el Rey Felipe V, creó el 26 de septiembre del año 1732, un titulo nobiliario cuyo nombre fue el Marquesado del Toro, en Beneficio de Bernardo Nicolás Rodríguez del Toro, convirtiéndose así en el Primer Marqués del Toro. Este hombre era hijo de nobles políticos pudientes del Reinado de España. La historia nos deja escrito que era hijo de Blas Rodríguez del Rio y Mayor y de Catalina del Toro de Heredia y Estupiñan.

Lo cierto fue que el Rey entregó gran parte de un lote de terreno en un lugar de Los llanos de la Provincia de Venezuela, que se extendía, por los lados de Charallave, Cúa, Tácata y parte de Los Teques. Luego establecido el marqués en esa gran extensión de terreno, construyó su primera mansión cerca del Pueblo de Tácata, y de ahí comienza la historia que es digna de poner cuidado.

rey felipe v leyenda de los 5 toros de oro

EL PRIMER MARQUÉS

El Marquesado del Toro tuvo una presencia importante durante el período Colonial de Venezuela, como dije el primero fue Bernardo Nicolás. Luego hubo cuatro marqueses en el país, el segundo fue Francisco de Paula Rodríguez del Toro, quien fue Capitán General y Gobernador de la Provincia de Caracas, mientras que el tercer Marqués; Sebastián Rodríguez del Toro fue Alcalde Ordinario de Caracas. El cuarto Marques fue Francisco Rodríguez del Toro, hombre que cambió el paradigma y renunció al título de marqués para integrar las filas de la rebelión contra la corona española y llegó a ser Primer Comandante en Jefe del Ejército Independentista de Venezuela.

Hay una cuestión que se constituyó en una coincidencia. Una nieta del segundo Marqués del Toro que era Francisco de Paula Rodríguez del Toro, fue María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza, que como algunos de ustedes saben fue la primera esposa del Libertador Simón Bolívar; cuya relación al poco tiempo resultó trágica, puesto que la misma falleció. Después que se liberó definitivamente la republica, era obvio que el Marquesado del Toro desapareciera; pero hay un hecho muy misterioso que pocos aquí en esta región lo saben. Pongan cuidado.

Cuando el primer Marqués del Toro, llegó de España y tomó las tierras que le entregó el Rey Felipe V, la primera casa que hizo fue en la Población de Tácata y otras ubicadas en varias partes de Los Valles del Tuy, el hombre fabricó en total cinco mansiones; que no hay datos precisos que digan donde estaban exactamente, pero se quedó la presunción. La primera fue en Tácata, según por los lados de El Marqués.La segunda La hizo en un terreno que queda entre Charallave y Ocumare, cuya descripción asegura quedaba a las riveras de la Quebrada de Charallave, por donde hoy está la Hacienda Las Juasjuitas.
Otra la hizo en las montañas de La Magdalena, no se sabe en qué parte. Una de ellas construida en Cúa, por los lugares llamados Marín y la última la realizó por los terrenos donde se ubica hoy el pueblo de Ocumare, supuestamente en cercana al Rio Tuy.

UNA PIEDRA DE ORO SOLIDO

Lo misterioso del asunto, es que Don Bernardo Nicolás, en su estadía en estas tierras, supuestamente consiguió en el Rio Guare, ubicado hacia la parte donde llaman Tácata arriba, una piedra enorme que era de puro oro. Dicen que era una roca que media como metro y medio de alto y como dos metros de ancho. El hallazgo en realidad lo hicieron unos esclavos propiedad de Don Bernardo Rodríguez. La leyenda dice que dicho peñón lo redujeron a punta de pico y se lo llevaron para la casa del marqués. Como se había acordado en el contrato de la encomienda, cualquier riqueza que obtuvieran los encomenderos, tenían que mandarles un porcentaje al Rey. El Marqués del Toro pensando en esta situación, y para exonerarse de la exigida entrega real, tomó la decisión de mandar a fundir el oro con los esclavos y fabricó cinco toritos de oro, unas figuras de unas reses como de medio metro de altura en oro macizo. Luego ordenó a los esclavos que enterraran cada una de las estatuas en los patios de las casonas de su propiedad que eran cinco exactamente, y después que los esclavos cumplieron su misión, él con sus mismas manos los mató para de esta forma borrar toda evidencia de tan opulento hallazgo y reducir la posibilidad de que el rey se enterase del asunto.

¡Ahora fíjense ustedes! Bernardo Nicolás Rodríguez del Toro, era un hombre que le tenía mucho amor a la riqueza, además de ser muy ambicioso con el dinero y según tenía fama de ser tacaño, pero al poco tiempo, la vida hizo su juego y cayó enfermo, falleciendo a finales del Siglo XVII, llevándose a la tumba los secretos del entierro de las estatuas cuyos lugares nunca reveló. Las leyendas aseguran que aún en este territorio de los Valles del Tuy, están enterrados Los Toritos del Marques.

FLORENCIO SERRANO

Cuentan las historias que hasta ahora, de los Cinco Toros del Marques, solo quedan enterrados cuatro, pues uno de ellos lo encontró el señor Florencio Serrano, nacido en Tácata y quien era un hombre trabajador de una hacienda quien un día, haciendo unos trabajos para realizar unas fundaciones que servirían de apoyo a unas columnas de una pared, desenterró unas de las estatuas. Inmediatamente el hombre con toda humildad e ingenuidad característica de la gente del campo, puso al tanto a los dueños de tan importante hallazgo, a lo que los mismos le dijeron que se quedara tranquilo y no comentara el asunto pues a él nunca le iba a faltar nada.

Hasta nuestros días, aún quedan en los Valles del Tuy, cuatro toros de oro enterrados en algún lugar esperando que venga alguna persona con suerte y se consiga el tesoro para que se le arregle la vida. ¡Si señor!

FUENTES: Tradición oral, no comprobada científicamente.

Su opinión es importante ¡Si señor!