En el transcurso del año 1745, ocurrieron en el pueblo de Charallave una serie de acontecimientos que vulneraron la forma del buen vivir de los indígenas, dado que eran objeto de un sinnumero de vejámenes, maltratos y otras humillaciones por parte de los misioneros que estaban a cargo de la evangelización de los nativos.
Estos misioneros eran Fray Miguel de Olivares, quien llegó al pueblo de Charayave en junio del año 1735 y Fray Pedro de París. Estos dos curas de la Orden de los Capuchinos misioneros en los Llanos de Caracas eran los encargados de los asuntos religiosos de los pobladores. Pero su ensañamiento iba dirigido específicamente a los indígenas, pues los españoles no tenían problema alguno.
Fray Pedro París llegó a Caracas procedente de las misiones francesas en el Perú, aparentemente enviado por Domingo de Guzmán y con un prontuario no muy benéfico, pues traía antecedentes de maltrato en el cumplimiento de sus funciones religiosas en su mayoría a indios. Otras teorías asientan que era un fugitivo, pues su misión en la Nueva España era otra y no la de Charallave. Es importante dejar en claro que esta teoría está un poco difusa, pues son pocos los registros que existen. Lo que si está entendido es que andaba fugitivo y por algún motivo tuvo la protección del Obispo José Félix Valverde, quien lo envió al pueblo de Charayave, probablemente en 1738.
Muchos de los indios que vivían en Charayave hasta el año 1745, tuvieron la necesidad de huir del lugar en virtud de los malos tratos por parte de los dos curas, que comprendían asesinatos, violaciones y otras abominaciones en nombre de Dios. Presumiblemente quien era el autor intelectual y material en los hechos acontecidos era Fray Pedro de Paris, Fray Olivares, pecaba por omisión, pues consentía los atropellos de que eran objeto los indios.
Se tiene la información que todos estos actos atroces ocurridos en Charallave, eran tolerados por el Obispo Juan García Abadiano, en virtud que un 23 de diciembre del año 1745 se realizó un juicio que resultó manipulado, aportando a la investigación testigos falsos y otras artimañas que terminaron con el veredicto de la absolución de los dos curas acusados, que para colmo fueron declarados como: “Buenos y Celosos Ministros del Evangelio”, disponiendo el Obispo que ambos religiosos continuaran con la doctrina en el pueblo de Charallave.
Pero un 24 de Enero del año 1746, por una carta realizada por el Gobernador de la Provincia de Caracas Don Gabriel de Zuluaga, que luego envió al Rey Fernando VI, puso al tanto al monarca de las atrocidades que se estaban cometiendo por parte de los religiosos. Cabe destacar, que en un acuerdo con el Papa, el Rey, podía tomar decisiones en los asuntos religiosos acaecidos en Las Indias, teniendo la potestad (El Rey) de remover cualquier integrante del clérigo.
Luego de una intensa investigación y recopilación de pruebas el 10 de septiembre del año 1747, La Corona ordena directamente al Gobernador de la Provincia amonestar al Obispo, por permitir las atrocidades cometidas y a la vez ordenó que se separase de su cargo a Fray Miguel de Olivares y Pedro de Paris, en virtud de que este último pertenecía a una misión extranjera y para la causa era una novedad. Por tal motivo a Fray Miguel de Olivares se le ordenó no volver a Charayave bajo ningún Pretexto. (Este procedimiento consta en el Archivo de la Catedral de Caracas. Copiador de Cédulas).
FUENTES:
LUQUE Olivo Fermín, “El Libro de Charallave”, 1986.
GARCIA Chuecos Héctor, “Siglo Dieciocho Venezolano”
BUENAVENTURA De Carrocera, “Misión de Los Capuchinos en Los Llanos de Caracas” Tomo I, 1972.
Archivo de la Catedral de Caracas.
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